Hay que zarpar
Para hacerse a la mar de los derroches
Y navegar
Bajo estrellas inmunes a soroches
Sin naufragar
En las bajas mareas de las noches
De la vida.
Hay que tocar
Los confines del agua por si hay tierra
Y conquistar
Al salvaje animal que tu cuerpo encierra
Y declarar
Los principios del fin de cada guerra
De la vida.
Porque vivir
Es navegar
Tras un espejismo
Detr�s de un abismo
Sin vuelta atr�s,
Porque atr�s
Tan solo queda el mar
Y todas las naves quemadas,
Naves quemadas, naves quemadas,
Quemadas
Para no volver jam�s.
Hay que soltar
Cabos, lastres, amarras y ata�des,
Que el dios Azar
Nos transporte a so�adas latitudes
Para escapar
De las biblias, coranes y talmudes
De la vida.
Hay que aceptar
Que Ulises no fue a salvar a Helena
Sino a escuchar
La terrible canci�n de las sirenas
Para olvidar que Pen�lope
A�n teje las cadenas
De su vida.