Nena, te voy a dejar aunque me muera de pena. Nena, te voy a dejar aunque la sangre se pare en mis venas. Te voy a dejar y cumpliré mi condena donde no pueda soñar, dentro de mi oscura carcel de arena. Y en el fondo del arcón junto a mi suerte negra ¿Sabes qué voy a guardar? Con tus recuerdos, mi pena. Nena, te voy a dejar. Mientras la música suena no dejes de pensar que a tu lado se queda mi estrella. Te voy a dejar. Me marcharé de esta tierra. Así en paz quedarás dentro de tu triste jaula de seda. Y ya ves que la razón de acabar de esta manera, es: 'Solo te puedo dejar el día en que yo me muera'.